El molesto dolor de caballo!

El famoso dolor de caballo, también conocido como flato, es el dolor abdominal que surge en ocasiones al realizar ejercicio físico. Todavía no se sabe con certeza qué lo ocasiona, pero se cree que es un aviso del bazo antes de inflamarse para que se reduzca la intensidad del ejercicio.

 

Varias teorías intentan explicar el agudo dolor de caballo, que suele ubicarse entre el diafragma, pecho y abdomen:

Una sobrecarga de los ligamentos del diafragma por las oscilaciones de las vísceras abdominales, cuando soportan el empuje de los órganos situados por debajo. Si contienen alimentos, el empuje es mayor debido al incremento del peso en el estómago.

 

El insuficiente riego sanguíneo en el diafragma (esto no explica por qué el dolor se desplaza hacia la zona abdominal).

 

El roce del estómago contra el peritoneo. Según las últimas teorías, cuando el estómago está lleno roza con el peritoneo (membrana que rodea estomago y vísceras), produciendo irritación y dolor.

Este molesto dolor es muy común en las prácticas deportivas que implican "correr". Por esta razón, muchos autores lo relacionan con las oscilaciones de las vísceras que se dan durante la carrera. Para evitarlo, lo ideal es no comer nada dos o tres horas antes del ejercicio y evitar aquellos alimentos azucarados, salados y grasosos. Durante el ejercicio se recomienda hidrátate a pequeños sorbos y evitar las bebidas gaseosas. Además puedes utilizar tenis acolchonados (especiales para correr), que amortiguarán las oscilaciones de tus vísceras.

Una vez que te ha dado el dolor de caballo, los siguientes consejos pueden ayudarte:

 

Si el dolor es fuerte baja tu ritmo… flexiona el torso adelante y presiona masajeando las zonas que "rodean" la parte afectada.

 

Con la mano flexionada ligeramente (en forma de cazuelita), golpea firme y continuamente la zona adolorida. Deja un pequeño hueco entre la palma de tu mano y el abdomen, de manera que al pegar suene como tambor (hueco). ¡Este remedio suele ser muy efectivo!

Al mismo tiempo que realizas los golpecitos, inhala por la nariz profundamente, después exhala con fuerza por la boca, hasta sacar todo el aire. Repítelo tres o cuatro veces seguidas. Una vez disminuido el dolor, continúa tu actividad (con tu ritmo respiratorio acostumbrado).

 

Tensa fuerte todo tu abdomen (imagina que vas a recibir un golpe a puño cerrado). Esto te ayudará a estabilizar tus vísceras e impedir que sigan produciéndose oscilaciones internas. Repítelo algunas veces de manera intermitente.

 

Si de plano el dolor es muy fuerte y no te permite continuar, ¡detente! Recuerda, tu cuerpo manda avisos de que algo no anda bien… lo más sensato que puedes hacer cuando el dolor se convierte en un suplicio, es parar la actividad, al fin otro día repondrás tu entrenamiento. Algo curioso es que con el paso del tiempo y la edad, disminuye su aparición.

Fuente: José Manuel N.

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