Pie de atleta en el deportista

El pie de atleta es una infección fúngica de la piel y la más frecuente de las micosis. Estudios recientes estiman que el 25% de la población de los países desarrollados padecerá este mal en algún momento de su vida. Suele ser común en deportistas, sin embargo los que no hacen deporte no están exentos de tenerla.

 

La infección es contagiosa y se puede transmitir fácilmente por contacto directo de persona a persona o por contacto con artículos como zapatos, sandalias, toallas, calcetines o superficies de albercas, alfombras, duchas y baños de vapor. A veces el problema dura varias semanas e incluso meses sin que nos demos cuenta que lo tenemos.

Afecta los pliegues interdigitales, las plantas y los bordes del pie. Es más frecuente en hombres que en mujeres, lo pueden padecer tanto los niños como los adultos. Al mantener el pie húmedo por tiempos prolongados con un calzado cerrado (como los tenis), aumentas el riesgo de aparición o permanencia de la infección, pues esto crea un ambiente cálido, húmedo y oscuro favorable para el hongo.

 

La infección puede extenderse a uñas, plantas y laterales del pie, ¡incluso en manos! El pie de atleta se puede presentar junto con otras infecciones micóticas de la piel. Los síntomas más comunes son: piel reseca, quebradiza y escamosa. Picazón y ardor; Llagas o ampollas; engrosamiento y decoloración de las uñas.

Para prevenir el pie de atleta, los especialistas recomiendan los siguientes puntos:

 

• Mantén una excelente higiene.

• Lava bien tus pies con jabón y agua dos veces por día.

• Seca bien tus pies después del baño, especialmente entre los dedos.

• Aplica polvos antitranspirantes en los pies y en el mismo calzado.

• Cambia tus calcetines y calzado diario.

• Usa preferentemente calcetines de algodón o lana.

• Después de entrenar, seca tus tenis al sol para disminuir la humedad.

• Evita el uso de zapatos apretados y/o gruesos.

• Utiliza sandalias en albercas, baños públicos, saunas y vestidores del gym.

• Mantén tus pies ventilados.

Las infecciones crónicas o severas que no responden al cuidado personal durante 2 a 4 semanas, pueden requerir tratamiento posterior por parte de un médico. Es posible que sea necesario administrar medicamentos antimicóticos más fuertes. Los antibióticos pueden ser necesarios para tratar las infecciones bacterianas secundarias que se presentan además del hongo (por ejemplo, por rascarse).

 

Es importante no suspender el tratamiento al notar una mejora que pareciera ser definitiva, pues esto aumenta el riesgo de que el hongo se desarrolle de nuevo a corto plazo. Aunque el pie de atleta haya desaparecido, se recomienda continuar con el tratamiento 2 semanas más para evitar su recurrencia.

Fuente: José Manuel N.

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