Compulsión por comer.

La necesidad compulsiva de comer sin hambre, es algo bastante común en nuestra sociedad moderna. Comemos en exceso como refugio de nuestras insatisfacciones, por problemas cotidianos, aburrimiento, y en ocasiones para gratificarnos por logros alcanzados, aseguran expertos y esto sucede en cualquier lugar hasta en los Gymnacios.

Muchas personas utilizan los alimentos como "aislantes" de sus malestares emocionales. Para protegerse, incrementan o reducen sus alimentos, pensando que estos ayudarán a satisfacer o resolver sus problemas, refugiándose en el consuelo o satisfacción que les provoca comer. Se trata de un trastorno que padece mucha gente en todo el mundo, y los motivos pudieran ser varios: estrés, angustia, tristeza, enojo, preocupación, ansiedad, entre otros. También hay personas que se castigan haciendo dietas demasiado restringidas, como si su cuerpo fuera el culpable de todos sus problemas. Quieren adelgazar pensando que sus dificultades se deben al peso extra que cargan.

La comida no sólo es para nutrirse; comer no es sólo alimentarse. Comer es un acto que todo ser humano se ve obligado a practicar miles y miles de veces durante su vida. En consecuencia, la comida y el acto de comer, pueden y suelen asociarse a múltiples circunstancias que con frecuencia resultarán significativas emocionalmente para el comedor en cuestión. Donde vayas, habrá comida. Por lo tanto, las tentaciones siempre estarán ahí. Si a todo esto le agregamos estrés y ansiedad, terminaremos atiborrándonos de aquellos antojos que se interpongan en nuestro camino, como forma de desestresarnos y/o autoconsentirnos. Aunque comemos demás por muchos motivos, la principal razón sigue siendo por "costumbre".

Piénsalo de esta forma, comer implica todo un evento social, pues siempre nos sentiremos mejor estando alrededor de una mesa saboreando ricos platillos. Gran parte de nuestras celebraciones sociales de muy distinta índole se concretan en comidas compartidas: banquetes, comidas de trabajo, aniversarios, despedidas y reencuentros, para cerrar tratos, etc. Cuando quieres reunirte para hablar con otras personas, asisten al restaurant, preparas una buena cena en casa, o por lo menos van al café más cercano, beben y prueban algunas botanas, ¿no es así? Desafortunadamente casi nadie te invita a platicar mientras caminan, pasean en bicicleta o realizan un entrenamiento en el gym. Comer puede convertirse en una forma de superar nuestro nerviosismo o de mantenernos entretenidos y no pensar en nuestros problemas.

Para los especialistas, el refugiarte en la comida puede ser un síntoma de algo más profundo. Para hacerlo, tiene que haber un estado de ansiedad alto o mala regulación de tus emociones con una situación afectiva difícil, la sensación de no tener un lazo seguro y de no ser apreciado y/o valorado por tus seres queridos. La baja valoración que tenemos de nosotros mismos, lo poco que nos queremos, es lo que nos lleva a comer en exceso... a no medirnos cuando estamos ansiosos, aunque sabemos que nos arrepentiremos por que nos hacemos daño.

Joy Jacobs, psicólogo clínico de trastornos de la alimentación, indicó que "el comer emocional ocurre cada vez que alguien tiene una emoción que no sabe cómo manejar, incluso la felicidad, y la canalizan mediante la ingesta de comida".

 

La solución más fácil y accesible que recomiendan los médicos es la "distracción". A continuación enlistamos algunas sencillas alternativas que pueden ayudarte a no pensar en la comida, como la única forma de calmar tus emociones.

 

Practica algún deporte o actividad física (yoga principalmente)

Sal a caminar, caminar y caminar.

Puedes leer algún libro.

 

Si te sabes débil ante los antojos, simplemente aléjate de las tentaciones.

 

Desayuna. Recuerda que cuando tienes hambre (por no desayunar), puedes caer más fácil ante algún antojo

Juega con tus hijos. En lugar de ir por una pizza, llévatelos a jugar al parque.

 

Duerme lo suficiente. Recuerda que la gente que no duerme bien tiende a sentir más hambre durante el día.

 

La mayoría de las personas con exceso de peso, tienen poca actividad física durante el día y comen demás. Es un hecho que los humanos engordamos porque comemos más de lo que requerimos y gastamos, ¡es la verdad! Pero, ¿por qué? Por ansiedad, tristeza, frustración, enojo, placer, aburrimiento…

 

Sea cual sea tu motivo para refugiarte en la comida, tú.., ¿cómo lo controlas?

Fuente: José Manuel N.

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